Marita desde Chile
Tinta desde España
Dos supernumerarias blogueras



domingo, 26 de diciembre de 2010

¿Segundas oportunidades en el apostolado?


La semilla más pequeña llegará a ser un árbol frondoso, que cobijará pájaros y dará buenos frutos.

He pensado -y dicho- que lo que dejemos de hacer en cuanto a apostolado ya no lo hicimos. Si miráramos para atrás sólo estaría nuestra sombra. No habrá nadie que pueda suplir nuestra omisión. Alguien perseverará en el error, o nunca conocerá al Dios que ama personalmente y nos conoce por nuestros nombres.
Lo he pensado, lo he sentido y me ha pesado, pero de repente, he recordado un comentario al pasar que hizo una jovencita que decía a otra: "Siempre hay una segunda oportunidad en el apostolado"
¿Será así?  Ojalá, porque a veces uno se pone pesimista y piensa en un triste y desinflado " ya nunca más", pero Dios tiene caminos que desconocemos y que nos sorprenden.  ¿Quién puede acortar su poder en éste y otros temas?
A veces he sentido que no me entendían, que ha primado la pereza, la tibieza, el orgullo, la condición social y otras consideraciones cuando algunos han dejado de lado mi esfuerzo apostólico, y el recuerdo de la segunda oportunidad me ayudan a no cejar en la lucha por extender el Reino de Dios a nuestro estilo, por la  amistad y confidencia.
Dice san Josemaría:
Convéncete: cuando se trabaja por Dios, no hay dificultades que no se puedan superar, ni desalientos que hagan abandonar la tarea, ni fracasos dignos de este nombre, por infructuosos que aparezcan los resultados.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

¿Cuánto me quieres?


Una respuesta cristiana bien podría ser, tanto como reces por mí.

Es verdad que hacemos muchas cosas por cariño, que nuestro amor se traduce en muchas obras buenas, de servicio, de delicadeza y atención.

También es verdad que rezar cuesta, pero tenemos a Jesús como un claro ejemplo de que hay que mantenerse en constante diálogo con Dios Nuestro Señor.

Cuando queremos a alguien le llevamos en el pensamiento, en el corazón, y necesariamente para un creyente, ese amor acaba verbalizandose en una humilde oración.

Rezar, ese es el secreto.

lunes, 13 de diciembre de 2010

¡Vale la pena! Medios de formación


Nadie funciona sin energía, ya sea alimentos o combustibles; tampoco la vida interior, ni en el Opus Dei ni en otras manifestaciones eclesiales, por  eso cuido con mucho esmero los medios de formación que Dios, por medio de su Obra,  me quiere dar.

Tengo todas las semanas una hora -sólo una-  de reunión con nuestra pequeña familia que es nuestro grupo, y una semana cambio eso para asistir a un retiro mensual de dos horas -sólo dos- pero me son indispensables para tener una semana y un mes con el estanque bien cargado de ideas, de meditaciones que llevar a la oración y hacerlas vida. 

Si las aprovecho bien debiera desbordar en el natural apostolado que es la otra cara de la misma moneda de la vocación cristiana corriente. Destaco lo de corriente, porque hay quienes me ven como marciana por intentar esta exigencia evangélica de imitar al maestro y llevar a otros a su presencia, y no saben la felicidad que me da hacer el esfuerzo de vivir este ideal, que como todos conlleva entrega y esfuerzos, grandes o pequeños, pero ¡vale la pena!, como le gustaba decir a nuestro santo Fundador.

domingo, 12 de diciembre de 2010

La caridad más básica es la buena educación


¡Que tenga un buen día! me han dicho, y ya lo voy teniendo. ¿Se siente bien, señora? he preguntado, y me he sentido mejor yo.

Se han saludado dos desconocidos en el ascensor, y me he  alegrado de ver que al menos el estar codo a codo en un recinto mínimo, compartiendo unos  segundos de viaje ha hecho que se recuperara, por un vez,  la entrañable costumbre de saludarse con los congéneres -otros seres humanos- con que nos topamos.

¿Es tan difícil? ¿qué nos pasa? si hasta en misa, cuando nos dan la paz, algunas personas no miran a los ojos y te pasan una especie de pata de pollo de supermercado, fría, lacia y sin fuerzas para un saludo que debiera ser afectuoso con quienes compartimos la fe.

Intentémoslo. Comencemos nosotros a sonreír, que es mortificación gozosa y de probados frutos. Poco a poco se nos subirán de modo natural las comisuras de los labios y agradaremos más a Dios.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Piojos en el apostolado



Nuestra vocación cristiana -por bautizados nada más (ni nada menos)- nos exige propagar la fe de generación en generación, y para ello todo puede servir, hasta una infección de pediculosis en el colegio de nuestras hijas.

A la edad de los terceros y cuartos de primaria nadie se salva, no me vengan con cuentos. Que nadie quiera decir: _Mi hijita tiene piojos,  es una cosa, pero que hay hasta en las mejores familias, soy testigo. Por sus juegos se acercan demasiado, revuelven sus cabellos y basta que llegue una con los parásitos para que todos suframos el peligro.

Mi hija era muy amiga de Paulina, y yo quería acercarme apostólicamente a su madre, pues también simpatizábamos, pero de lejos, hasta que un dia le advertí que mi hija estaba infectada y que por favor tomara precauciones con la suya porque separarlas era imposible.
Temía un rechazo, pero fue al contrario.....también reconoció que la suya tenía el problema. Nos pasamos datos de qué productos y técnicas usar y de alertar al colegio del asunto para pararlo ahí, en el foco.

La sinceridad dió para estrechar la amistad y terminó acercándose a Dios un poco más, pues ya era piadosa, y encontró su lugar en la Iglesia, en la vocación de supernumeraria del Opus Dei que es hoy día, y cada vez más feliz.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Confesión: separando el trigo de la paja

El sacramento de la confesión, suele ir acompañado por la dirección espiritual del sacerdote que tiene los criterios y la experiencia para aconsejarnos en cristiano, con buena doctrina y veracidad.  Su consejo debe ayudar a salvarnos, no a decirnos lo que queremos oír solamente. También es cosa nuestra si lo ponemos en práctica, para eso es el libre albedrío . Hay que saber distinguir estos dos aspectos.


La confesión es auricular y secreta; el sacerdote bajo ninguna circunstancia puede hablar de ello con nadie, ni siquiera con el penitente si éste no lo pone en el tapete. Dios perdonó y se olvidó. Es el sigilo sacramental.

Diferente es la dirección espiritual, que será igualmente discreta y nuestros asuntos estarán a salvo, pero en esos temas pudiera ser que el cura nos pida autorización para pedir luces o consejo a alguien más entendido, por poner un ejemplo, aunque casi nunca pasa, y siempre podemos volver sobre esos temas porque de seguro serán sobre nuestras debilidades más recurrentes o temas delicados o que requieren paciencia.
Es buena cosa separarlos pidiendo la absolución de los pecados primero y después, claramente establecida la diferencia, pedir la absolución y luego recibir  la dirección.  Son cosas diferentes y es bueno entenderlo bien..
Camino, punto 309
¡Mira qué entrañas de misericordia tiene la justicia de Dios! —Porque en los juicios humanos, se castiga al que confiesa su culpa: y, en el divino, se perdona.
¡Bendito sea el santo Sacramento de la Penitencia!