Y, amigos, hemos llegado al último domingo del tiempo litúrgico. ¡Cómo se pasa la vida! por eso es bueno recordar que "en el tiempo favorable te escuché y en el día de salvación te ayudé. Mirad ahora el momento favorable; mirad ahora el día de salvación." (2 Cor. 6,2), porque la vida del mundo también se acorta y el Señor vendrá en gloria y majestad, como vencedor del pecado, de la muerte, del desprecio, de la indiferencia, de la ignorancia, de la mala voluntad....... ¡Nadie lo ignorará! los unos para su horror por haberlo pasado culpablemente por alto y los hijos que han tratado de ser fieles hasta el final de sus vidas o de la Historia, para su regocijo, porque aunque las profecías nos den un saludable temor, el que llegará será nuestro Dios, y nosotros somos sus hijos, y, ¿que padre asusta a sus pequeños? Definitivamente, no el Señor que nos ama, por eso nos ha dado la oportunidad de habitar las habitaciones que nos tiene preparadas. ¿Cómo no hacer lo posible para ganarnos la estadía eterna en ese "hotel" de infinitas estrellas?
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