Mi amiga Luz María venía llegando de Roma donde había estado en una tertulia con don Javier Echevarría, para nosotros el Padre, quién los animaba a no perder oportunidades de hablar de Dios y hacer el apostolado a que estamos llamados los bautizados sólo por serlo.
Ví en primera persona que es posible en tan sólo un minuto, porque al visitar a otra amiga ,enferma en una clínica, llegó la enfermera a tomarle la temperatura, y ella en el breve espacio de poner y sacar un termómetro le habló de Dios y le hizo un par de preguntas simpáticas pero "con garrra" apostólica.
Nunca se me ha olvidado y lo traigo a colación para no perder tiempo con demasiadas consideraciones; hay que hablar a "tiempo y a destiempo", como recomienda san Pablo.
El tiempo es breve.
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