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viernes, 22 de octubre de 2010

El Amor en positivo


Ayer tuvimos una charla sobre el sexto y el noveno mandamiento. Estábamos un grupo de gente bastante apañado-que decimos los andaluces-y esta vez el tema corrió a cargo de Adela. 

No sólo no se centró en las cosas que "prohiben" estos mandamientos sino que resaltó el aspecto positivo, la necesidad de vivir la virtud de la pureza y de la castidad, como luchas positivas que engrandecen el alma y ensanchan el corazón. Virtudes que nos capacitan para amar más, para amar a todos.

Definió el matrimonio: es la unión de uno con una, para siempre, con el fin de la ayuda mutua entre los cónyuges y la procreación y educación de los hijos.

Explicó que el matrimonio no es un invento de los católicos, ni de algunos sectores conservadores, o un concepto desfasado. El matrimonio, dijo, es de institución divina. Cuando Dios pensó en el hombre y lo creó, selló en su corazón éstas y otras leyes de orden natural.

Cristo lo elevó a Sacramento pero no añadió ninguna propiedad al matrimonio, sencillamente lo elevó a un plano sobrenatural con intención de que fuese cauce para recibir esa Gracia sacramental, de la que estamos tan necesitados. 

Habló entonces de la unidad y la indisolubilidad del matrimonio, y expresó que el amor entre los esposos es un amor humano, un amor total, un amor exclusivo y un amor abierto.

Es este un camino que para el cristiano se hace verdaderamente vocación y  no podemos perder del horizonte que es difícil, que nos encontramos con la Cruz y por tanto, hay que contar con el sacrificio.

Volvió sobre el amor muchas veces, ese deseo de la voluntad de querer, ese impulso del hombre que se dona a los demás.

Amor-dijo-nosotros hacemos las cosas por amor.





2 comentarios:

Angelo dijo...

Es que todos los mandamientos hay que verlos a la luz de lo positivo. Es un manual para que nuestra vida funcione bien, para que no se estropeé, para que no acabe en la chatarrería. Todo cambia cuando uno sabe ver los mandamientos como las normas para vivir en el amor.
Un saludo cariñoso

AleMamá dijo...

Hace bien recordar que tanto los mandamientos como las virtudes se deben ver en positivo, con optimismo y fe en Dios. Sus preceptos no son cargas, sino cuidado para nuestro bien.