Acabo de poner la mesa para almorzar/comer y, mientras colocaba todo con el detalle que corresponde, pensaba en cuántas cosas podemos mortificar en las comidas, sobre todo en Cuaresma.
Por si no se te ha ocurrido enumero algunas:
- No agregar más sal a la que traen los platos y no quejarnos si está un poco salado.
- Ni tocar el pan y menos ponerle mantequilla en las comidas "fuertes"
- En vez de líquidos artificiales, tomar agua de la llave/grifo, quizás sin hielo siquiera.
- No repetirse nada. No dejar nada por capricho.
- Comer menos de lo que me gusta y más de lo que me disgusta, como recomendaba san Josemaría.
- Algunos días dejar de tomar postre o café........
Como vemos, la mesa da para muchas mortificaciones pequeñas que sólo nos atañen a nosotros, sin mortificar a los demás. Si te fijas, todo lo propuesto es en negativo: no ésto, no lo otro.... es que la mortificación tiene como base el negarse a uno mismo para poder tomar la cruz CON Cristo y seguirlo. ¿Lo intentamos?
3 comentarios:
Está bien, podemos intentarlo e incluso conseguirlo.
Es verdad que tenemos que aprender a negarnos tantas cosillas que nos acaban volviendo caprichosos y comodones, aunque a mi me encantan las afirmaciones: sí, porque quiero; sí porque le quiero...y todo eso.
Tinta
Tinta, tienes razón, pero ¿cómo pondrías el dejar de tomar café o de agregar sal en positivo? Una de las cosas que me gustan de la predicación del Fundador del Opus Dei es que a todo es capaz de darle una vuelta y verlo en positivo,pero acá, francamente no se me ocurre.
Besos
Bueno, la negación es necesaria, de hecho es importantísimo aprender a decir que NO.
No a los caprichos.
No a las drogas.
No a la pereza.
No a la inmoralidad.
No al aborto.
De estas negaciones entresacamos la afirmación gozosa de quien tiene señorío y buenas mañas.
Tinta.
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