Me voy.
Me retiro.
Necesito desprenderme de todo, de todos.
Quedarme a solas con mi Creador.
Repasar juntos cómo va mi vida.
Qué estoy haciendo bien.
Qué estoy haciendo mal.
Qué estoy dejando de hacer.
Me retiro.
Sólo tres días.
Tres días, la infinitud.
Necesito una puesta en marcha, una revisión de los motores, engrasar las ideas, limpiar el corazón, iluminar el alma.
Necesito entrar en calor, que los avatares de la vida nos van enfriando el corazón.
Me retiro. Lo necesito.
Me llevo esta oración de San Josemaría en mi maleta:
"Ven oh Santo Espíritu, ilumina mi entendimiento para conocer tus mandatos, fortalece mi corazón contra las insidias del enemigo, inflama mi voluntad.
He oido tu voz y no quiero endurecerme y resistir diciendo: después, mañana...Nunc Coepi! ¡Ahora! No vaya a ser que el mañana me falte.
¡Oh Espíritu de verdad y sabiduría, Espíritu de entendimiento y de consejo, Espíritu de gozo y de paz!
Quiero lo que quieras, quiero porque quieres, quiero como quieras, quiero cuando quieras"