La vocación cristiana es una llamada de Dios.
¿Y para qué nos llama?
Obviamente para que le sigamos, para que le conozcamos y para que le amemos.
Pero, para oír a Dios, primero tenemos que callarnos, dejar de escuchar nuestras maravillosas razones y nuestros cincuenta mil argumentos que nos alejan del esfuerzo de amar.
Dios nos llama y lo hace por todos los medios al alcance de las personas: hoy, Dios, utiliza mucho internet; también usa móvil y realiza todo tipo de actividades lúdicas y deportivas, porque Dios está en todas partes. Solo se aleja de aquellos sitios donde se le ofende.
Hagamos una prueba.
Preguntemos a Dios: ¿ Y tú Señor, qué quieres de mí?
Diez a uno a que, si realmente estáis interesados en saberlo, os responde.
Tinta
1 comentario:
Por supuesto que contesta, pero es verdad que hay que escuchar, vaciarse un poco de tanto ruido como habitualmente llevamos dentro y nos rodea... pero tines razón en eso de que Dios está en todas partes y si tienes la buena disposición de hacerle esa pregunta, te puede contestar hasta en una cartel de publicidad de coches, es GENIAL!!
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