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martes, 16 de octubre de 2012

¿Se puede rezar a caballo?


Cuando pienso en las personas que siendo creyentes no practican la religión católica, me gustaría encontrar la fórmula para hacerles despertar, ese "redescubrir la fe" de la que nos habla Benedicto XVI.

Las circunstancias de la vida nos llevan por muchos caminos, a veces es el camino de la ignorancia, otro es el camino del desamor, y posiblemente la idea preconcebida de que tratar a Dios no es para el común de los mortales, sino para unos pocos, entregados a una vocación especial.

Posiblemente una dificultad sea pensar que por un lado va nuestra vida con todas sus obligaciones y por otro lado va la vida de fe, la vida de oración, la amistad con Cristo.

Además, el hecho de ir a misa o de rezar el rosario o de hacer algún rato de lectura o bucear por el Catecismo, suelen ser tareas que se ven como una carga pesada para la que no hay tiempo.

Sin embargo, en mi experiencia personal descubro día a día cómo todo esto se entrelaza en mi vida, con la curiosidad de que cuando más rezo mejor me salen las cosas y más me cunde el día.

Me gustaría decirle al oído a más de uno: ¡prueba a meter al Señor en tu vida, ábrele tu corazón!

Hoy he ido a pasear con los caballos y el móvil ha sonado a la hora del Ángelus; lo he rezado tranquilamente y he seguido con mis caballitos.

Siento mucha gratitud cuando "lo llevo tó palante", pero no me engaño, porque noto perfectamente que no soy yo, es Él, que cuando nos dejamos, nos da en abundancia.

¿Por qué no pruebas?

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