![]() |
Don Adolfo Rodríguez Vidal |
He titulado esta entrada parafraseando el título de una canción popular para decirle a mi socia Tinta que no he dejado el blog, sólo he estado algo floja, pero ya lo arreglaremos porque acabo de estar en mi convivencia anual y me he llenado de esas energías que Dios nos da para ser fieles a nuestra exigente vocación.
He estado en la casa de retiros y convivencias llamada Antullanca, la primerísima en Chile y que tanto le costó a don Adolfo Rodríguez, el primer sacerdote miembro del Opus Dei, que llegó completamente solo a estas tierra para comenzar la siembra de la Buena Noticia por la Obra. ¡Cuántos trabajos le costó, pero hoy es un fruto cuajado!
Lo que hay en Antullanca hoy no lo conoció don Adolfo, pues él sólo pudo ver hecha realidad una casa de retiros con lo mínimo para funcionar, construida en unos años de muchos problemas en Chile, con materiales de regular o baja calidad, pero puesta con todo el amor para sustituir las carencias de los primeros tiempos.
Salvo la parte histórica del lugar, no se conserva nada de lo antiguo, porque por la expansión se ha debido hacer dos casas en el mismo terreno, aumentando así las personas beneficiadas por los cimientos puestos por don Adolfo. Desde luego, yo soy una de sus deudoras.
3 comentarios:
Marita, me alegro mucho de lo de la "parranda" ¿esa canción llegó a tierras chilenas? aquí fue muy sonada.
Cuando pienso en los frutos que dejan personas como D. Adolfo, siento emoción; la de cosas buenas que habrán salido después de pasar unos días con el Señor pensando y rezando en cómo hacer felices a los demás...El Señor premia al siervo bueno y fiel.
A Dios en mi calle hay que darle un poco de caña, que para empezar, veo en las estadisticas que no se lee en Chile ¿cómo puede ser eso? Algo hay que hacer...
Me alegro de tu vuelta, me estaba empezando a sentir sola.
!Qué bonito!
Impresionante!!
Publicar un comentario