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jueves, 7 de abril de 2011

Yo también me fui


Partí por tres días a una casa de retiros cerca de Rancagua, Chile, llamada  Los Nogales, y como no es llegar, "parar la cola" e irse, me preocupé de dejar andando las cosas en casa para que todo estuviera a punto y siguiera funcionando, porque lo que decía mi padre sobre que primero es la obligación y después la devoción sigue vigente, aunque la actividad sea de lo mejor que podamos hacer en el año.

Hay quienes me han criticado por ausentarme unos pocos días para retirarme a pensar sobre mi vida espiritual; no entienden que si lo preparamos bien no se notará nuestra ausencia -como para producir un desastre- y la familia ganará mucho porque nos habrán hecho ver alguna cosa (o más de una) que es posible mejorar con la ayuda del Señor, y si llega un poco mejor la madre, esposa,  hija o amiga, todos ganamos.

Un retiro significa estar más cerca del Señor, como cuando Él se preocupaba de que sus amigos tuvieran un momento tranquilo para comer. Lo intangible, como es el estado del alma también necesita momentos al lado del Maestro para recapitular un año y ver qué podemos hacer mejor.

He llegado feliz y no pasó nada malo.

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