En Cuaresma nos preparamos para la pasión, muerte y resurrección del Señor, por la penitencia y la reflexión, para ir teniendo los mismos sentimientos y disposiciones que Él tenía (buehhhhh, lo más parecido que podamos, pues...) y para eso es bueno ir pensando en nuestra propia muerte, ese hecho que llegará ineludiblemente y del cual lo único que no sabemos es el modo y el cuando, por lo que es sabio estar preparados en todo momento con el "velad y orad" que nos dejó el Maestro.
Morirnos ocurrirá, y nuestro ser no se acabará ahí y es bueno meditar en las realidades últimas, los sitios a los que puede ir para toda la eternidad nuestra alma inmortal y a eso les llamamos los novísimos. Dejo un enlace al tema según nuestro santo fundador, san Josemaría Escrivá, que con sus dotes de escritor lo deja muy claro, con toda la esperanza cristiana, sin tapujos ni tabúes .
1 comentario:
¡Muchísimas felicidades Angelo!
Un cordial salu2
Tinta
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