El once de octubre daremos comienzo al "Año de la fe".
El Papa Benedicto XVI así lo ha convocado y ha hecho su anuncio con esta carta-
Porta Fidei-que es de fácil lectura y palabras profundas y animantes.
Ojalá todos los católicos nos hagamos eco del "querer del Santo Padre"
Distingo algunos párrafos que a mí me han llamado particularmente la atención, como por ejemplo:
"Al mismo tiempo, esperamos que el testimonio de vida de los creyentes sea cada vez más creíble"
Entiendo que es una gran responsabilidad del creyente en Cristo dar verdadero testimonio de fe, que no puede pasar más que por la caridad y la comprensión hacia el hermano.
"Profesar con la boca indica, a su vez, que la fe implica un testimonio y un compromiso público. El cristiano no puede pensar nunca que creer es un hecho privado. La fe es decidirse a estar con el Señor para vivir con él. Y este «estar con él» nos lleva a comprender las razones por las que se cree. La fe, precisamente porque es un acto de la libertad, exige también la responsabilidad social de lo que se cree"
La fe del cristiano tiene un compromiso personal, pero también social y más que nunca, porque éste es el tiempo que nos ha tocado vivir, tenemos que ser veraces y valientes, cercanos y sencillos, formados y locuaces.
La fe que he recibido de Cristo no es para mi "uso" personal, no es para "mi", no es para mi "salvación".
El tesoro que hemos recibido los que tenemos la dicha de haber encontrado a Cristo, necesariamente pasa por un afán santo de transmitir el Amor de Dios.
"La caridad nos urge" decía San Pablo. Siguen siendo palabras muy actuales. El mundo está necesitado de amor y nosotros conocemos la fuente donde poder saciar nuestra sed.
No imponemos la fe, la proponemos.
Insiste mucho el Papa en la necesidad de ahondar, profundicar, estudiar y difundir el Catecismo de la Iglesia Católica.
Ojalá en todos los hogares cristianos
éste libro sea un libro de cabecera, un libro que se lea, que se estudie y que se difunda.
En muchas ocasiones los católicos damos mal ejemplo y olvidamos que el privilegio de la fe no es algo merecido sino algo absolutamente misterioso que Dios nos ha regalado, no porque seamos mejores, sino porque a Él le ha dado la gana.
Que este Año de la Fe ya próximo en el tiempo sea ocasión de encuentro con Cristo desde el estudio de la palabra de Dios y el esfuerzo ilusionante y renovado de conocerle mejor, amarle más y ser testigos de su presencia en el mundo.